Lavar, secar, pelar, descorazonar y cortar en cuatro cascos/gajos. Reservar la cáscara y los corazones.
Colocar los gajos en un bol con agua y unas gotas de jugo de limón para que no se oxiden. Reservar.
Colocar las cáscaras y los corazones en una cacerola.
Cubrir con el agua y cocinar por 10 minutos para que la pectina de la cáscara y las semillas se traslade al agua.
Colar y devolver el líquido a la cacerola. Descartar las cáscaras y semillas.
Añadir el azúcar y el jugo de limón al agua.
Colocar los membrillos reservados.
Cocinar a fuego fuerte hasta que hierva.
Una vez que hierva, bajar el fuego y tapar los membrillos con papel manteca y algo para hacer peso (por ejemplo un plato) para que los membrillos queden hundidos en el agua.
Cocinar despacito hasta que los membrillos estén blandos y cambien de color (se van a poner de color rojo).
Retirar los membrillos de la cacerola. Colocarlos en un frasco o en un bowl
Comprobar la consistencia del almíbar: si está demasiado líquido, se puede reducir para que quede un almíbar más pesado. Para reducirlo, prender nuevamente el fuego y dejar que el almíbar hierva en la cacerola.
Incorporar el almíbar a los membrillos.
Dejar enfriar a temperatura ambiente.
Reservar en la heladera 24 horas.